Y es que se jugaba el último partido de los denominados por la prensa "Los Alpes". Un Villareal que es, junto al Barça, el equipo que mejor juega al fútbol con diferencia de España. Aguirre sorprendía una vez más con la alineación, repitiendo con Dominguez, alineando a un ·"trivote" con Assunçao, Banega y Maniche y dejando fuera de la convocatoria a un Camacho que había cumplido ante el Liverpool.
En las 2 jornadas anteriores, el Atleti había empezado muy pronto perdiendo. Esta vez, las cosas fueron justo al contrario. Un golazo de Simao al minuto de juego ponía en ventaja a los nuestros por primera vez en varios partidos (desde el Olympique, el Atleti no iba ganando un encuentro). El Villareal era el dueño del balón, pero no hacía "pupa", y en una segunda jugada aislada, el gran Simao sacaba un centro que remataba Forlán a la red tras colaboración de la defensa amarilla.
Chiquillada de Banega
En 25 minutos de encuentro, 0-2 y un medio campo plagado de hombres que hacía presagiar un partido sencillo, pese a tener delante a todo un equipazo. Pero el Atleti no puede hacer las cosas sencillas. Banega se autoexpulsó del campo con una entrada absurda en la prolongación del área del Villareal que le reportó la segunda amarilla. Una jugada que debería traer consecuencias severas para el jugador en forma de multa económica (igual que para Perea por lo de la semana pasada). No puede ser que cada partido nos expulsen a un jugador en la primera mitad por una locura. El partido era bronco, con un Pirés provocador y piscinero a más no poder (una constante durante todo el partido) y con Senna en el campo cuando perfectamente podría haber sido expulsado por una entrada sobre Simao. Pero el que se quedaba con 10, y justamente, era el Atleti.
Hasta el final del primer tiempo, dominio del Villareal pero sin demasiadas ocasiones de peligro. Tan solo un remate de Rossi que salvó prodigiosamente Leo Franco puso en aprietos a la portería colchonera. Al descanso por tanto, dominio amarillo en el campo, pero victoria rojiblanca en el marcador.
Error de Leo y baño del Villareal
El Atleti salía del descanso sabiendo que tenía que aguantar los primeros minutos de asedio del Villareal para llevarse el gato al agua. Si aguantaba, podría ser hasta sencillo llegar a la victoria. Pero, me repito, el Atleti no puede hacer las cosas sencillas. En un tiro lejano y sin peligro de Senna, Leo, que hasta entonces estaba haciendo un muy buen partido, se come la pelota y se mete un autogol (porque no es un gol de Senna, yo lo entiendo como gol en propia puerta) absurdo y ridículo que dió la vida al Villareal.
Entonces el Villareal se desmelenó y dió toda una lección de juego y de control de balón ante un equipo en inferioridad. El balón se movía a una velocidad de vértigo de un lado para otro, con posesiones larguísimas, con control cuando había que tenerlo y profundidad cuando era necesario. Y en esa tesitura, los goles tenían que llegar.
En el minuto 51, gol de Llorente al batir en un mano a mano al portero colchonero tras un pase en profundidad de Rossi. La posición de Llorente era, cuanto menos, dudosa en el momento del pase. En el 58, gol de Gonzalo, al rematar un pase de Pirés, que también estaba en posición dudosa en el momento del centro. Para colmo, en el 67, gol de Rossi en una jugada preciosa del Villareal que acabó el italiando driblando y batiendo a Leo Franco.
En 25 minutos, 4 goles del Villareal, y si bien es cierto que dos fueron dudosos, el resultado era justo. Justo porque solo había un equipo en el campo, que bailaba literalmente a los rivales. El Atlético había entregado la toalla con el 2-2 y no era capaz de dar dos pases seguidos. Incluso desde el banquillo se apuntaba a intentar capear el temporal en vez de ponerle remedio. Salió Raúl García por un Assunçao que estuvo bien en la primera parte y más tarde, entrada de Miguel por un Maniche calentito y con amarilla. Agüero, por tanto, se quedaba sin jugar (y digo yo, ¿para que coño se le convoca entonces?).
Increible reacción colchonera
Pero el Atleti es el equipo más imprevisible que existe en el planeta futbolístico. En pleno calvario rojiblanco,un despeje en defensa es prolongado con la espuela por Forlán y Simao, mucho más veloz que su par del Villareal, se queda solo delante de Diego López al que bate con calidad. Un rayo de esperanza en el horizonte rojiblanco cuando nadie creía en conseguir algo positivo (yo ni celebré el gol). Minuto 83.
Y al minuto siguiente en una falta botada por Simao, Raúl García remata a la red. Las caras de los jugadores del Atleti eran una mezcla de incredulidad y alegría, supongo que como la que yo tenía en ese momento. El Atleti volvía a castigar a los que, como yo, nos quedamos sin fé en momentos puntuales. Y es que a veces, es muy dificil mantener la fe en este equipo.
Justo tras este gol, Forlán pudo marcar el 4-5 en una jugada en la que se equivocó, eligiendo el regate al remate ante el portero. No pudo ser y el partido murió con un dominio desganado de un Villareal tocado moralmente por la ventaja que había dejado pasar.
Sensaciones y conclusiones
Es realmente dificil explicar mis sensaciones tras el partido. Por un momento estuve contento, con 0-2 en el marcador y pensando que Aguirre había acertado en el planteamiento. Y si al menos no había acertado, si había tenido la suerte de cara (otras muchas veces fue justo al contrario). Luego, se pasa al cabreo por la expulsión de Banega y a la indignación por el fallo de Leo en el primer gol del Villareal. Más tarde, asco,desilusión y suma decepción con el espectáculo que estaba dando mi equipo, arrastrándose por el campo como un equipo menor y siendo vapuleado por el Villareal. Y para acabar, una mezcla de alegría y estupor por como terminó el encuentro. Evidentemente, el punto es bueno y parece increible que, estando como estaba el Atleti, sea capaz de remontar a todo un Villareal, y con un hombre menos.
Por suerte, ya se han pasado los cuatro partidos ante los "grandes" (solo falta el Valencia), y como todos los años, hemos fallado ante ellos. Un punto de doce posibles en un bagaje penoso. Al menos nos queda algo de buen sabor de boca tras los partidos de Liverpool y Villareal. Lo que ya no nos queda es margen de error. No se puede fallar en los partidos que viene, y cada encuentro ha de ser saldado con tres puntos. De no ser así, los objetivos ligeros están perdidos, y por tanto, la temporada.